7 plagas que nunca debes ignorar en tu jardín Artículo Publicado el 25.08.2017 por Javi
Sencillamente porque te puedes quedar con un erial. Nunca hay que obviar ningún problema que aqueje a tus plantas pero desde luego nunca debes ignorar alguna de estas 7 plagas que en poco tiempo pueden aniquilar a tus plantas. Vamos a ver cómo reconocer y qué hacer con estos incordios vivientes si deciden acomodarse en tu jardín.
Los pulgones son unos devoradores insaciables de savia y pueden frenar el crecimiento de tus rosales, madreselvas y un largo listado de plantas. Pero no se conforman con eso, los áfidos pueden además introducir virus y hongos en tus plantas. Contra los pulgones podemos establecer algunas medidas preventivas como cultivar Lobularia maritima para atraer a las avispas, grandes devoradoras de pulgones. También podemos cultivar cosmos para atraer crisopas, otro insecto devorador de áfidos, o penstemon y milenrama para atraer a las mariquitas que también son unas ávidas consumidoras de pulgones. Para combatir la plaga podemos realizar pulverizaciones con jabón insecticida y agua a presión.
Los gusanos barrenadores son unos consumidores voraces de plantas que además en muchos casos actúan de dentro hacia afuera. El barrenador del iris por ejemplo realiza un túnel a través del rizoma de la planta y además va dejando un rastro de infección bacteriana. Recortar las hojas del iris en otoño será una buena medida para evitar la plaga. Ya que es donde la polilla pone los huevos que luego se transformarán en gusanos. La plaga se puede tratar con un plaguicida sistémico.
Los saltamontes pueden parecer inocuos pero no lo son. El problema radica en que su mordedura inocula una toxina en la planta que la daña. Lo notaremos porque las puntas de las hojas se deforman. También puede transmitir el virus amarillo del áster. La plaga de saltamontes se trata con piretrina o jabón insecticida. También procuraremos que dientes de león y cardos no crezcan cerca de nuestras plantas pues son muy atractivos para este insecto.
La cochinilla algodonosa se mueve muy lentamente pero su color blanco suele destacar sobre la planta atacada. El principal problema es que secretan una sustancia meliforme sobre las hojas que atrae los hongos y dificulta la fotosíntesis de la planta. Se pueden eliminar con un bastoncillo empapado en alcohol o tratar con malatión o algún plaguicida de efecto similar.
Los chinches de campo y otros míridos, al igual que los saltamontes, inyectan una toxina en las plantas al morderlas. Las hojas se llenan de manchas marrones y negras y se deforman. Dalias, azaleas, margaritas y áster son algunas de las plantas que se pueden ver atacadas por estos insectos. Se pueden capturar por la mañana, cuando son más lentos, y echarlas en un cubo con agua jabonosa. También se pueden tratar con neem o diazinon.
Las cochinillas cerosas, como la cochinilla de la tizne, segregan una sustancia cerosa que las protege de ataques externos. Pero debajo de esa capa de cera van comiéndose la planta. El daño aparece como crecimiento atrofiado, caída de hojas, manchas amarillas y la aparición de un tizne negro. A las avispas les gusta usar estos insectos como anfitriones y para ello perforan la capa cerosa. Esta capa dificulta los tratamientos, lo mejor es pulverizar aceite mineral en invierno sobre las plantas infestadas.
La mosca blanca deja a las plantas débiles y atrofiadas tras alimentarse con su savia. Son difíciles de ver y no parecen muy peligrosas pero lo son y mucho. Producen una sustancia melosa fácil de detectar sobre las hojas de las plantas. También pueden facilitar la aparición de hongos y transmitir infecciones víricas. Se previenen con trampas amarillas de plástico que contienen una sustancia pegajosa. Se pueden pulverizar las plantas afectadas con jabón insecticida, piretrinas o malatión.