Cómo hacer tu propio olivo bonsái Artículo Publicado el 24.12.2014 por Carolina

Es uno de los árboles preferidos de los aficionados a la técnica bonsái debido, fundamentalmente, a su ductilidad para producir jins y sharis (rama y tronco respectivamente), a la calidad y belleza de su madera que forma muchos nudos, y a su hoja pequeña y perenne.

Su nombre científico es olea europeae y de él existen numerosas variedades. Entre ellas debemos elegir a aquellas que posean las hojas cortas y los frutos pequeños, ya que se adaptan mejor a este tipo de trabajos. Especialmente interesantes son: la arbequina y la variedad sylvestris proveniente de las Islas Baleares. En este último caso hay que señalar que ha sido la forma de la corteza y su producción de madera muerta lo que ha conquistado a los cultivadores de bonsáis.

Si queremos cultivar un olivo bonsái podemos comenzar por germinar un hueso de oliva (semilla) o seleccionar un esqueje que hayamos seleccionado o nos hayan regalado. En el primer caso debemos asegurarnos de que la planta va a tener un terreno de engrose donde vaya a poder desarrollar su tronco. Hay que aguantarlo durante un año en semillero antes de cambiarlo a una maceta intermedia (donde permanecerá otro año más, para luego pasar a una caja de cultivo, donde se establecerá durante un periodo de entre 3 y 5 años para desarrollar las ramas. Estos tiempos, sin embargo, son aproximados pues cada variedad de olivo tiene un ritmo de crecimiento diferente y debemos atenernos a ello.

El olivo bonsái es una planta que necesita riegos espaciados (dejando que se seque su superficie) y que aguanta mejor en el exterior que en el interior –sobre todo en zonas de clima suave. Sin embargo, si queremos que se adapte a vivir dentro de nuestro hogar podemos conseguirlo si lo colocamos en un sitio donde haya mucha luz. En exterior debemos tener también en cuenta que debe estar colocado en una zona en la que reciba el sol directo en invierno y en verano.  Si el sol es muy fuerte, es conveniente taparlo con una malla para que reciba el sol de la mañana pero quede protegido del de mediodía.

Hay que escoger bien la zona en la que vamos a colocarlo, pues alterar su ubicación provoca que se le caigan las hojas. Su rebrote es rápido pero el susto no nos lo quita nadie.

Para dar forma al olivo se sigue, generalmente, el estilo moyogi, que es una técnica que modela el árbol hasta conseguir ejemplares verticales informales. Es frecuente también encontrar árboles en forma de cascada (sobre todo en las variedades salvajes) donde alcanza formas de gran belleza.