Cultivo del lirio escalante o gloriosa Artículo Publicado el 24.07.2015 por Javi
De ambos modos se conocen a los componentes del género Gloriosa. Compuesto por cinco especies de plantas tuberosas, herbáceas y perennes originarias de Asia y África tropical. Se pueden cultivar en el jardín o en macetas, en cualquier lugar destacarán por su belleza y el inusual diseño de sus hojas y flores.
Las dos especies más cultivadas del género Gloriosa son la Gloriosa Superba y la Gloriosa Rothschildiana. El lirio escalante cuenta con un sistema de raíces tuberosas de forma cilíndrica y de hasta 1 cm de diámetro.
La parte aérea de la planta está formada por largos y delgados tallos y ramificaciones. Sus hojas cuentan con una especie de zarcillos que le permiten fijarse a cualquier objeto o planta y trepar hasta alcanzar los 3 metros de altura que es el máximo desarrollo de la planta. Las hojas son de color verde claro y de forma lanceolada. Durante la época de floración, primavera-verano, la gloriosa ofrece un maravilloso espectáculo. Sus grandes flores semejantes a las del lirio, pero mucho más grandes, decorativas y peculiares, aparecen de forma abundante y continua durante todo el periodo de floración.
Para cultivar la gloriosa necesitaremos situarla en un lugar luminoso y parcialmente sombreado. Protegido de las corrientes de aire y en invierno del frío. Las plantas cultivadas en interior precisarán una temperatura cercana a los 18ºC. El suelo para su cultivo debe ser ligero, suelto, rico en materia orgánica y muy bien drenado para evitar la pudrición de las raíces.
Sus necesidades de riego se concentran en la época de crecimiento vegetativo y floración. En otoño se irán reduciendo los riegos hasta suspenderlos por completo en invierno. La planta precisará fertilización durante el periodo vegetativo y de floración. La mejor forma de aporta el fertilizante será en forma líquida mezclado con el agua de riego y con una frecuencia de unos 20-25 días.
La gloriosa se suele reproducir por semillas, mediante esquejes de los brotes que aparecen en la base o por división de las raíces tuberosas. Las enfermedades más habituales de la gloriosa son la pudrición de las raíces por un exceso de riego o encharcamiento y el ataque de ácaros y pulgones.