El cultivo de la grosella espinosa Artículo Publicado el 23.10.2015 por Javi

Uva espina, grosella espinosa, grosella de Europa y un buen número más de nombres comunes definen a la Ribes grossularia. Un arbusto leñoso de pequeño tamaño, 1,5 m es la máxima altura que puede alcanzar, que resulta fácil de identificar por sus fuertes espinas agrupadas de dos en dos o en tríos y por sus llamativas bayas globulosas.

La grosella espinosa debe cultivarse en zonas geográficas que cuenten con veranos de temperaturas suaves. La temperatura ideal para su correcto crecimiento está situada entre los 20 y los 28ºC. Tampoco será adecuada un lugar muy expuesto al viento. Pero a pesar de todo necesita una exposición soleada o de media sombra.

El suelo debe ser fértil y húmedo pero ha de contar con un buen drenaje para que no se estanque el agua. La tierra rica en humus le va perfectamente. El pH ideal para cultivar grosellas es entre 6 y 7. La plantación debe realizarse en otoño, el mejor momento, o a principios de la primavera. Si vamos a plantar varios ejemplares hay que dejar una separación de 1 metro en línea y 2 metros lateralmente.

El riego debe ser abundante, necesita mucha humedad, pero nunca hemos de permitir que el agua se encharque. Es una planta que necesita fertilización en la época vegetativa para poder dar una buena cantidad de frutos. Aunque el fertilizante no debe ser demasiado rico en Nitrógeno pues éste fomenta el desarrollo del follaje pero no de las flores y los frutos.

La grosella espinosa se reproduce por semillas o por acodo simple. Las bayas de la grosella espinosa se usan normalmente en preparados y elaboraciones culinarias, confituras, mermeladas, salsas y pasteles. Ello se debe a su sabor ácido, aunque también hay variedades que producen frutos aptos para el consumo en fresco.