El cultivo del aligustre Artículo Publicado el 10.11.2015 por Javi

El Ligustrum vulgare, más conocido en castellano como aligustre o alheña es un arbusto perteneciente a la familia de las oleáceas. Su hábitat natural se extiende desde Asia hasta Europa meridional y el Norte de África. Es muy conocido y todos habremos visto alguna vez un seto formado a partir de esta planta.

Según las variedades puede ser de hoja caduca o perenne y alcanza una altura máxima de unos 3 metros. La variedad más común en jardinería, para formar setos, es la del aligustre común aunque también se usan otras. A destacar la Ligustrum lucidum ‘Excelsum Superbum’ que destaca por sus hojas variegadas y Ligustrum lucidum ‘Tricolor’ en la que las hojas tiernas presentan una tonalidad rosácea.

Se puede cultivar tanto al sol como en semisombra e incluso puede prosperar en áreas sombreadas. El suelo debe ser suelto y contar con buen drenaje. Crece bien en suelos ácidos, neutros e incluso calizos. Hay que regar el aligustre de forma regular y no dejar que la tierra se seque del todo antes de hacerlo. Las plagas típicas del aligustre son la cochinilla y el pulgón.

La corteza es lisa y de color gris. Florece desde el verano hasta el otoño formando largas panículas de hasta 20 cm de flores de color blanco crema. Posteriormente aparecen los frutos que consisten en unas bayas de color negro brillante y no mayores que un guisante. Hay que tener cuidado con los niños pues son muy tóxicas.

El aligustre se planta durante el periodo de latencia, es decir de otoño a principios de la primavera. Aunque el mejor momento es el otoño sin lugar a duda pues en invierno el enraizamiento será demasiado lento. Es bueno elegir un día ni demasiado lluvioso ni demasiado frío para la plantación. También se puede reproducir por semillas en primavera o por esquejes en otoño. Si queremos formar un seto de aligustre hemos de plantar los ejemplares en hilera con una separación de unos 60 cm aproximadamente.