El cultivo del árbol de la canela Artículo Publicado el 17.09.2015 por Javi

La canela es una especia que todos hemos utilizado en más de una ocasión en la cocina. Y seguramente sabréis que esos curiosos barquillos que forman los palos de la canela son la corteza del árbol. Aunque se trata de una especie originaria de Sri Lanka en la actualidad se cultiva en diversos países del Asia tropical y en algunas islas del Pacífico así como en Brasil. A pesar de ello Sri Lanka, el antiguo Ceilán, sigue siendo el mayor productor de canela del mundo. Bien, pues aún tratándose de una especie tropical el Árbol de la canela, canelo o canelera, Cinnamomum zeylanicum, es una planta que podemos cultivar en nuestro jardín o en maceta.

El Árbol de la canela pertenece a la familia de la lauráceas, como el aguacate y el laurel entre muchos otros. El canelo es un árbol pequeño que en estado silvestre puede alcanzar como mucho unos 10 m de altura. En cultivo agrícola suele podarse para que tenga un tamaño más reducido y sea más fácil cosechar la corteza.

La mejor forma de cultivar el canelo es comprando la plántula en un vivero y plantándola en una mezcla de perlita y musgo Sphagnum a partes iguales. Colocaremos la maceta en un lugar muy luminoso, expuesto al sol o no. Las hojas del canelo son de aspecto coriáceo y de color verde brillante. Aparecen en los tallos en forma casi enfrentada y son muy aromáticas. Sus flores adoptan la forma de panículas y son hermafroditas, no resultan nada llamativas.

Durante la época de crecimiento puede fertilizarse una vez al mes como mucho. Lo que sí hay que cuidar es que no reciba un exceso de agua, deberemos mantener el suelo un poco seco. El exceso de humedad suele acarrearle muchos y graves problemas. La corteza del tallo y las ramas es lo que se recolecta para usar como especia. El Árbol de la canela no soporta temperaturas inferiores a los 15ºC, por lo que sólo puede cultivarse en climas cálidos o templados o en interior.

El proceso consiste en cortar la corteza en largas tiras y enrollarlas. Dejar pasar 24 horas y quitar la parte exterior rugosa de la corteza, se deja la capa interior de la corteza y se seca. Y ya toma el aspecto que todos conocemos de los palos de canela.