El cultivo del colinabo Artículo Publicado el 03.12.2014 por Javi

Este pariente directo de la col no es tal vez una hortaliza muy reconocida pero está bien tener una idea correcta de la misma. El colinabo, como podemos entrever en su nombre, desarrolla unas pocas hojas similares a las de la col pero en cambio su raíz se desarrolla bastante y forma un bulbo que es lo que suele usarse en la cocina.

Su cultivo es muy sencillo y se puede realizar tanto en primavera como en otoño. Como muchos de sus parientes prefiere un clima más bien fresco para un correcto desarrollo. A las pocas semanas de su cultivo ya tendremos la cosecha lista, no es una hortaliza de la que nos hará esperar mucho tiempo para obtener fruto. Entre las propiedades nutritivas del colinabo hay que destacar su alto contenido en fibra y en vitamina C.

Con seis horas de sol al día como mínimo, un suelo rico en materia orgánica, húmedo pero bien drenado y como decíamos antes un clima fresco, el cultivo del colinabo es tremendamente fácil y productivo. Una acidez del suelo entre 6.5-6.8 evitará la típica potra o hernia de la col, esa enfermedad que deforma las raíces de la planta y la pone fácilmente en peligro. El acolchado del suelo nos permitirá mitigar la evaporación del agua del suelo. El colinabo precisa de un buen nivel de humedad para crecer correctamente.

Aunque puede ser atacado por las mismas enfermedades que las coles debemos preocuparnos menos por las típicas plagas de orugas y polillas y preocuparnos más por las que atacan las raíces como la potra o la podredumbre seca.

La cosecha se realizará cuando los bulbos tengan entre 5 y 10 cm de diámetro. Cortaremos por debajo del bulbo y aprovecharemos las hojas para guisos y ensaladas. Los bulbos se pueden usar como los nabos u otros productos similares. Si han sufrido alguna que otra helada ligera el sabor del colinabo se endulza en gran manera, tal como ocurre con tantas variedades de coles de hoja rizada.

Fotos: bonnieplants.com