El membrillo: la carne del otoño Artículo Publicado el 24.09.2014 por Carolina
El membrillo se obtiene del membrillero, que es una especie de árbol perteneciente a la familia de las rosáceas procedente del Mar Caspio, de las zonas de Turquía e Irán, donde se tiene constancia de su cultivo desde la antigüedad.
Se trata de un árbol de tamaño medio, casi parece un arbusto grande, lo que propicia su siembra en jardines e incluso en macetas. Si queremos sembrar uno debemos tener en cuenta lo siguiente:
El membrillero crece en suelos sueltos, no calcáreos y con un buen drenaje.
Su reproducción se puede realizar por semillas o estacas. La primera técnica se suele emplear para modificar el árbol original, la segunda es la más extendida y se obtiene a través de esquejes de la madera nueva del año de una planta madre.
Debemos colocar el membrillero en un lugar bien iluminado pero donde vaya a estar protegido del frío. Necesita mucha luz pero un ambiente templado.
Durante los dos primeros años de vida de la planta deberemos colocarle un tutor para apoyarles en el crecimiento, pues al principio su tronco es muy tierno y se rompe con facilidad.
Su plantación debe realizarse a finales del otoño y principios del invierno.
Para enriquecer el suelo y preparar la planta para la primavera podemos enriquecer el suelo utilizando abonos orgánicos, fosfatados y potásicos. Las dosis deben ser pequeñas para no saturar a la planta.
Soporta bien las altas temperaturas y la sequía. Necesita que lo reguemos de manera moderada, nada de encharcarlo pues podría acabar pudriendo las raíces. Para comprobar si nos hemos excedido en el uso del agua debemos observar las hojas. Si se caen o sobre ellas aparecen unas manchas ovaladas de color marrón, hay que evitar mojar la planta en un tiempo y pulverizarlas con caldo bordelés.
El membrillero presenta una curiosidad que lo distingue de otros muchos frutales y es que sus hojas son hermafroditas, es decir que producen la fertilización de sí mismas.
A lo largo de la historia se ha empleado en ritos y fiestas como ofrenda a las deidades y como manjar. Así, por ejemplo, los romanos ofrecían este fruto a la diosa Afrodita y las crónicas de Plutarco se refieren a que las novias griegas mordían un membrillo antes de entrar a la cámara nupcial para endulzar el primer beso.
Su fruto se obtiene a principios del otoño, es de color dorado o amarillo y adquiere un tamaño medio de entre siete y doce centímetros de largo y unos seis centímetros de ancho. Su carne es aromática y está protegida por una dura capa. Para ser consumido debe cocerse previamente. Su uso está muy extendido en cocina y repostería, pues se emplea para hacer carnes dulces, jaleas y mermeladas. Tiene un alto contenido de potasio y de vitamina C.
Existen muchas variedades de membrillo, por lo que debemos informarnos antes de cuál es la que estamos adquiriendo. Las más populares son: la esferoidal (que da grandes frutos de piel amarilla y pulpa aromática); la fontenay (con frutos de gran tamaño de color verdoso y pulpa perfumada) y la común (en la que los frutos son de color amarillo, tamaño medio y carne aromática).
No suelen atacarle las plagas, pero debemos prestar atención si aparecen pulgones, ya que pueden acabar con la planta.
Actualmente se emplea también como árbol ornamental.
Fotos: floresypalabras.blogspot.com ; desdeunrincondelamancha.blogspot.com