Fertilizantes para el jardín Artículo Publicado el 25.01.2013 por Libelula
Son de origen inorgánico, y le aportan nutrientes a las plantas. Con solo leer las etiquetas, ya sabemos que contienen. Esto nos permite saber con exactitud que le estamos aportando a la tierra. Otra ventaja, es que se asimilan rápidamente.
Existen de dos tipos, los que se aplican en los suelos, y los foliares, que se aplican sobre las hojas. Pueden conseguirse en diferentes formas:
- En polvo: Son solubles en agua de riego.
- Ventajas: Se diluyen rápidamente en el suelo.
- Inconvenientes: Resulta difícil aplicarlos en días de viento porque se vuelan.
- Granulados: Son gránulos con diferentes elementos. Generalmente, los primarios y alguno secundario. Es la forma más corriente y práctica.
- Ventajas: Resultan fáciles de aplicar y dosificar.
- Inconvenientes: Pueden quemar las hojas si los gránulos caen sobre ellas.
- Líquidos y solubles: Se diluyen en agua. La aplicación puede ser radicular (con regadera), o foliar (pulverizando la planta). Es muy usado en plantas de interior.
- Ventajas: Son de acción rápida.
- Inconvenientes: Son más caros y su efecto residual es menor.
- Bastones: Liberan en pequeñas dosis sus elementos minerales durante un largo período.
- Ventajas: Resultan fáciles de aplicar. Deben introducirse al pie de las plantas (al alcance de las raíces), alejados del cuello. Si se respetan las dosis, no hay riesgos de quemaduras.
- Inconvenientes: Son muy caros.
Siempre debemos recordar que los fertilizantes foliares son un complemento del aporte de nutrientes del suelo, pero no los reemplazan. Son altamente efectivos en situaciones de estrés.
Los mejores momentos para fertilizar son la primavera, el otoño y el verano en días húmedos. En invierno, cuando la planta está en reposo y sin movimiento de savia, no hay actividad.
En períodos de sequía, cuando aplicamos fertilizantes, debemos regar para que el agua disuelva los nutrientes. De este modo la planta los absorbe por las raíces.