Flores comestibles: características y precauciones Artículo Publicado el 10.12.2014 por Carolina
Algunas flores pueden ser consumidas por los seres humanos. Muchas de ellas se emplean para elaborar aceites, pero también ensaladas, jaleas, postres, bebidas, almíbar o acompañar a otros platos de carne o pescado.
La nómina de flores comestibles es muy amplia, aunque las más populares son: la flor del sauco, los pensamientos, la manzanilla, el alcaucil, la coliflor, el brócoli, la manzanilla, el cannabis, la lila o la alcaparra. Menos populares son los usos culinarios de las rosas, los tréboles, las flores de los cítricos, el jazmín, la flor de la albahaca, las amapolas, las margaritas, los capullos de calabaza, los dientes de león y los crisantemos.
Si vamos a recolectar flores debemos tener cuidado pues es muy fácil equivocarse y coger alguna que sea tóxica. En caso de que las cultivemos este problema de descarta (aunque debemos cuidarnos de que no hayan sido tratadas con pesticidas), debiendo prestar atención a la manera en que se cocinan y en los efectos secundarios que pueden causar en nuestro organismo. Pues es frecuente que el polen de las flores cause alguna reacción alérgica.
Es conveniente que, cuando utilicemos estas flores en nuestra cocina escojamos bien su sabor haciendo que realce el resto de los ingredientes, no que los solape. En cualquier caso, para cocinar con las flores debemos tener en cuenta lo siguiente:
- Eliminar los pistilos y la base blanca de los pétalos (pues amargan su sabor).
- Cosecharlas a primera hora de la mañana, antes de que el sol esté en lo alto y caliente con fuerza.
- Hay que seleccionar solo aquellos ejemplares que estén en buen estado. Es decir, los que huelan bien y los que no tengan magulladuras.
- Debemos lavarlas con abundante agua para eliminar impurezas. Para secarlas, lo mejor es ponerlas boca abajo y esperar a que suelten el agua sobrante. También podemos ayudarnos de un papel absorbente.
Algunas flores, además, nos permiten almacenarlas en aceite, secas o frescas en la nevera, durante varios días. Es el caso de las rosas o las flores de lavanda. De todas maneras, no debemos llevarnos a equívoco, pues las flores frescas no aguantan en perfecto estado más de dos o tres días.
Si queremos plantar flores para uso comestible debemos conocer antes cuál es su uso y valorar el trabajo que queremos realizar. Así, por ejemplo, debemos saber que la flor de la amapola se usa para aromatizar el vino o salsas que lo incluyan, la flor del azahar, para elaborar un agua con la que aromatizar bizcochos; las flores de la albahaca para su consumo crudo en ensaladas, mientras que las flores de calabaza, se fríen rebozadas y se sirven como guarnición de platos principales.
En todos los casos, nuestros platos cobrarán mayor presencia y obtendremos unos acabados con una gama de sabores muy rica.
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