Introducir coníferas enanas en tu jardín Artículo Publicado el 04.11.2015 por Javi
Las coníferas ofrecen colores, texturas, formas y tamaños inusuales en el mundo paisajismo. Cuando pensamos en ellas siempre nos vienen a la mente los pinos y los abetos pero hay una enorme variedad de coníferas que pueden usarse debido a su tamaño como arbustos, de hecho algunas lo son, tanto para formar agrupamientos o de forma aislada. De hecho algunas especies de coníferas enanas se usan incluso como setos.
Vamos a dar un ligero repaso entre las muchas especies y variedades de coníferas enanas que se pueden cultivar en cualquier jardín independientemente de su tamaño. Son plantas de colores intensos y de texturas originales y poco comunes que pueden actuar como excelente contraste. Hay coníferas para cualquier tipo de suelo y condiciones lumínicas. Aunque la mayoría prefiere suelos ligeramente ácidos bien drenados y exposiciones soleadas podemos encontrar especies aptas para suelos húmedos y espacios sombríos.
Los tejos y Chamaecyparis toleran muy bien la sombra. Algunos cultivares de Abies pungens, soportan la sequía y los suelos alcalinos sin ningún problema. Cuando adquiramos y plantemos una conífera enana en nuestro jardín debemos regarla regularmente durante el primer año. Los dos años siguientes también estaremos pendientes aunque espaciando más los riegos.
Por regla general no hace falta fertilizar salvo que el suelo sea inusualmente pobre. En cuanto a enfermedades y plagas sufren las mismas que sus parientes de mayor tamaño. Las piceas y abetos pueden ser atacados por los ácaros. Los pinos son dados a sufrir enfermedades fúngicas pero en todo caso resulta más fácil inspeccionar las coníferas enanas para determinar su estado de salud.
La picea azul, Picea pungens ‘Glauca’ se suele usar de forma aislada para crear un llamativo contraste con su peculiar color azulado. Crece unos 10 cm al año o un poco menos y puede alcanzar una altura de unos 120 cm y el doble de anchura.
El abeto de Corea enano, Abies koreana ‘Silberlocke’ crece al ritmo y alcanza una altura semejante a la especie anterior. Sus hojas se curvan en los extremos de las ramas mostrando la parte inferior plateada. Combina bien con plantas que tengan flores u hojas rosas, amarillas y rojas.
Thujopsis dolabrata también ofrece llamativos destellos plateados ya que su follaje verde presenta bandas plateadas en el envés. A diferencia de la mayoría de las coníferas plateadas, que exigen una luz intensa, ésta se desarrolla mejor en sombra parcial. Tiene forma de árbole de Navidad y crece 10-20 cm al año. Su altura puede llegar a los 3 metros.
La Chamaecyparis pisifera tiene una textura interesante y un atractivo color amarillo. El mejor uso es crear pequeños grupos de tres ejemplares para combinar y contrastar con el resto de compañeras. Puede alcanzar, con el tiempo una altura de unos 9 metros.
El tejo, Taxus baccata ‘standishii’ es una variedad enana que no supera los 120 cm de altura. Su verticalidad y la tonalidad amarillenta del extremo de sus hojas lo hacen muy apreciado para crear un punto de atención en una frontera.
El Cephalotaxus harringtoniana‘prostrata’ es una variedad que puede crecer tanto al sol como en sombra. Se suele usar como cubresuelos debajo de los árboles pues no superará los 60 cm de altura y se extiende hasta 150 cm de anchura. Las hojas jóvenes tienen un tono verde chartreuse que contrasta con el verde oscuro de las más viejas.