Mantener la humedad de un bonsái es, como en el resto de las plantas, fundamental para que la planta se mantenga sana. Si queremos saber si hace falta regar nuestro bonsái basta que toquemos la superficie de la tierra de la maceta. Si está húmeda, no hace falta que sigamos insistiendo. Si está seca, hay que regarla. Eso sí, en caso de que la planta tenga un sustrato suelto hay que mover la primera capa de tierra y comprobar cómo está por debajo.
A veces las capas de tierra que están más cerca del aire se secan, pero por debajo siguen húmedas. Y, claro, si agregamos más agua podemos pudrir las raíces. Así pues, si al mover la tierra observamos que la tierra es de color oscuro no hará falta que reguemos. Si queremos hacer esta misma comprobación en macetas de sustrato duro y compacto, lo que debemos hacer es clavar un palo largo (sirve, por ejemplo, un palillo de comer arroz de la cocina china). Si sale seco, la maceta necesita agua; si sale húmedo, podemos esperar. En caso de que estos sistemas no nos convenzan, en el mercado existen medidores de humedad que podemos emplear (son muy sencillos de manejar aunque sus cálculos siempre serán aproximados, nunca cien por cien seguros).
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