Guía de jardinería

El cultivo de la hiedra roja le proporcionará a tu hogar un inusual follaje en cascada de color púrpura con un tinte metálico. Es una herbácea perenne y vivaz que crece en los bosques húmedos de Malasia, pero que puede encontrarse en otros países también. Afortunadamente, crece fácilmente en interiores bajo las condiciones de crecimiento apropiadas y tiene un carácter ornamental, por lo que atraerá la atención de todos. Sigue leyendo para aprender a cultivarla y cuidarla.

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Picazón, enrojecimiento, piel irritada, son algunos de los signos de la hiedra venenosa. Si has estado en el jardín recientemente y te ha salido una erupción desagradable, posiblemente hayas estado en contacto con esta planta tóxica. Por eso es importante que aprendas a identificar la hiedra venenosa y evitarla a toda costa.

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La hiedra es una planta de la familia de las arialáceas cuyas ramas pueden superar los 15 metros de longitud. Cuando todavía son jóvenes desarrollan múltiples raíces cortas, una especie de crampones,  con las que se unen a su apoyo. Las hojas, de color verde o jaspeado de crema, son lobuladas mientras la hiedra puede correr o trepar; cuando recubre por completo a su soporte, la planta se lignifica y las hojas se redondean.

Esta planta tan vigorosa se adapta a cualquier tipo de suelo y situación. Igual crece en suelos pobres, secos o húmedos, como bajo sombra espesa. La excepción corresponde a las formas variegadas que precisan suelo calcáreo y mucho sol para conservar sus peculiaridades. La hiedra puede plantarse durante todo el año y sin tener que abonar la tierra ni realizarle ningún trabajo previo de acomodación.

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• Altura: de 0,15 metros, puede darse que tremen en los árboles.
• Diámetro: indefinido.
• Crecimiento: mediano.
• Suelo: muy bien drenado y húmedo.
• Temperatura: tolera muy bien el frío.
• Usos: muros, cercos y debajo de los árboles.
• Propagación: gajos y división de matas.
• Origen: cuenca del Mediterráneo.

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