Las malas hierbas tienen la capacidad de crecer en cualquier parte, incluso en las zonas incultas y más transitadas. Ellas son muy fuertes y levantan cabeza donde nada más puede hacerlo. Os traemos una manera fácil, económica y ecológica de acabar con las malas hierbas. Este tratamiento es a base de vinagre, el vinagre tiene múltiples virtudes como limpiador pero hemos descubierto que también es herbicida. Pero no es selectivo, mata todo aquel vegetal que moja por tanto no podremos usarlo en zonas cultivadas. En cambio para caminos, senderos de grava o ladrillo o cualquier parte de nuestro jardín donde proliferen las malas hierbas y no tengamos nada cultivado, el vinagre es una magnífica solución.
El vinagre lo podemos usar con cualquier objeto que nos facilite su dispersión sobre las malas hierbas, aunque lo más efectivo es un pulverizador. Simplemente hemos de echar el vinagre en el pulverizador, aunque podemos añadir unas gotas de detergente lavavajillas para aumentar la adherencia sobre las hojas de las hierbas. Procuraremos aplicar el vinagre en condiciones climatológicas favorables, no estén previstas lluvias y que no sople viento. Así nos aseguramos de obtener la mayor eficiencia en la aplicación, la lluvia lavaría las plantas y el vinagre no cumpliría su misión y el viento se llevaría el vinagre a otra parte.
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