Guía de jardinería

Todo el mundo conoce las plantas de interior y seguramente muchos habréis visto los terrarios que han vuelto a la actualidad con las nuevas tendencias de decoración. Pero en esto ocasión os presentamos una idea similar a los terrarios aunque el soporte en este caso es el agua. Los jardínes acuáticos de interior son sencillamente un recipiente de cristal transparente en el que imitamos la estructura de un pequeño estanque pero dentro de casa y en forma reducida.

Esta nueva experiencia tiene mucho que ver con los terrarios y con los acuarios. Hay muchas interacciones entre estas dos actividades pero también con el cultivo de plantas en interior y concretamente con los cultivos hidropónicos que usan como soporte el agua.
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La convalaria o convolaria, Ophiopogon japonicus, es una pequeña planta herbácea originaria de Corea, China y Japón. Tiene diversos usos en jardinería ornamental, se puede usar tanto como cubresuelos, como planta de maceta o también en la orilla de los estanques.

Presenta una morfología en forma de mata densa con numerosos tallos. Su altura máxima ronda los 20 cm y resulta idónea como cubresuelo pues sus matas se extienden con rapidez. Las hojas son largas y estrechas y tienen una bonita caída.
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La Darlingtonia californica es una planta carnívora que también se la suele conocer como lirio cobra. En su medio natural se puede encontrar en zonas pantanosas, turberas y los márgenes de arroyos y estanques en el norte de California y el suroeste y la costa de Oregón. Estas plantas suelen aparecer en las áreas más cálidas, la vertiente sur de las montañas por ejemplo, pero aún así suelen preferir zonas sombreadas o en sombra parcial.

Su cultivo debe respertar ciertas precauciones, sobre todo es fundamental para tener éxito con la Darlingtonia mantener sus raíces frescas durante el verano. Para ello hay que contar con un suelo a base de turba y arena. El cultivo en interior a partir de semilla es posible realizarlo en cualquier época del año. Previamente es imprescindible mantener las semillas en el refrigerador durante 4 semanas. Aunque para trasplantarlas al exterior habrá que esperar a la primavera.
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Tener un estanque en el jardín es una muy buena forma de atraer fauna al mismo, con las ventajas que ello nos reportará. Los animales que gustan del agua suelen alimentarse de insectos y eso siempre nos viene bien. Un estanque también es un elemento decorativo de gran trascendencia, el agua es uno de los elementos más importantes de la Naturaleza y si queremos que nuestro jardín tenga un aspecto natural no puede faltar su presencia.

Es también una magnífica ocasión para cultivar plantas, acuáticas y de ribera, que de otro modo no tendrían ningún sentido en el jardín.
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Una vez tienes construido tu estanque, la parte más dura sin duda, viene el paso siguiente. Un estanque sin plantas no es más que un gran cubo de agua, necesita que lo dotemos de estas inseparables compañeras para que luzca bien hermoso y armónico. Pero claro tampoco queremos complicarnos mucho la vida con plantas delicadas y en la mayoría de las ocasiones desconocidas. Con estas clásicas plantas recomendadas por todos los expertos en jardinería acuática tendrás un fantástico estanque que no dará lugar a un constante cuidado.

Cuando hablamos de plantas acuáticas se suelen dividir en tres grandes grupos que son: plantas de ribera, plantas profundas y plantas flotantes. Aunque existe un cuarto grupo, las plantas sumergidas, éste sólo interesa en el caso de los acuarios.
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El nenúfar, lirio de agua, ninfea o por su nombre científico, Nymphaea s.p.p. es una planta acuática conocida y reconocida por su llamativa floración. Originaria de Asia y África ha acabado recalando en estanques de todo el mundo. Es sin lugar a duda, la planta acuática más conocida. Lo que la hace una de las especies ineludibles cuando creamos un estanque, laguna o piscina natural en cualquier jardín. La ninfea necesita unas aguas tranquilas, en su medio natural siempre crece en lugares de aguas casi estancadas, y una buena base donde anclarse. Refiriéndonos una vez más a los nenúfares salvajes debemos recordar que sus raíces pueden alcanzar los 4 y 5 metros de longitud. Está claro que en un estanque va a ser difícil ofrecerle tanto terreno para enraizar por lo que adoptaremos otra estrategia.

Ésta consiste en plantar el nenúfar en una cesta en lugar de hacerlo directamente en el suelo. Preparamos una cesta de entre 30 y 45 cm de diámetro, dependiendo del tamaño de los rizomas de nuestro nenúfar. Disponemos en dicha cesta las raíces del nenúfar de forma diagonal de lado a lado de la cesta. A continuación rellenamos la cesta con tierra arcillosa que ayudará a que el rizoma quede adherido en ella. Después llevamos la cesta con el nenúfar al lugar donde queremos plantarlo, lo sumergimos y cubrimos con una capa de grava para mantenerla sumergida.
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