Guía de jardinería

Es agradable contemplar cómo los pájaros acuden a tu jardín. Para asegurarte la visita de esos pequeños seres a tu jardín es necesario prepararles lo que más les gusta, comida y agua. En los meses de invierno ellos agradecerán cualquier tipo de refugio que les preparemos y que les dejemos los comederos bien cargados de comida. En verano les encantará que les prepares una zona de baño con agua fresca para que puedan refrescarse y acicalarse. A continuación veremos cómo podemos construirles un baño sólo utilizando unas macetas. Este simpático y decorativo baño para pájaros no te resultará nada costoso.

La base del baño para pájaros es simplemente tres macetas de terracota apiladas (colocadas al revés, por supuesto) en tres tamaños consecutivos, por ejemplo una de 35 cm, otra de 30 cm y la última de 25 cm, aunque podemos escoger las medidas que queramos, éstas sólo son aproximativas. La bañera propiamente dicha es un plato para maceta de unos 40 cm. de diámetro. Las macetas las fijaremos entre sí con masilla de silicona para exteriores o cualquier otro material adhesivo que tengamos a mano y que soporte la intemperie, obviamente. De la misma manera fijaremos el plato sobre la base de la menor de las macetas.

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La hakonechloa macra «all gold» es una planta herbácea perenne originaria del Japón, pertenece a la familia de las poáceas. Alcanza una altura en torno a los 40 cm y sobre unos 50 cm de ancho. Presenta un follaje espeso de hojas largas y muy estrechas, de un color verde claro durante la primavera y el verano. A finales de verano o principios del otoño el follaje comienza a amarillear.

Aquí la vemos en todo su esplendor primaveral, podemos cultivarla en jardinera pero su uso más eficiente será como macizo de contraste para otras plantas o arbustos que en otoño viren el color de sus hojas hacia los rojos y morados. Aunque crece igualmente en lugares sombreados, para alcanzar este verde tan vivo precisa de la luz solar. Cultivada al pie de los árboles conformará una preciosa combinación y su movimiento continuo mecida por cualquier brisa nos dará la sensación de un mar verde.

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Entre los rituales de otoño preferidos del jardinero está planear la plantación de árboles nuevos y de bulbos. Normalmente, esto se hace en el último momento, tratando de salir adelante tras la primera helada fuerte echando los bulbos en un agujero y olvidándose por completo de dónde están enterrados. La ventaja de un enfoque descuidado es que cuando la primavera se acerca, las flores que aparecen son una sorpresa total. Sin embargo, no es tan agradable encontrarse un nido de bulbos al excavar, cuando está tratando de sembrar otra cosa.

Este año adopte un enfoque más organizado. Elabore un pequeño mapa de donde va a plantar los bulbos, no se necesita mucho tiempo y se convertirá en un valioso documento donde posteriormente puede agregar las perennes.

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Este pequeño proyecto tiene un encanto especial, sobre todo si involucramos en él a los más pequeños de la casa, puede ser una bonita experiencia para comenzar a introducir a los niños en el mundo de la jardinería. Estos pequeños recipientes, más propios de gnomos que de humanos, pueden servir para germinar semillas e incluso hacer crecer pequeñas plantitas que encantarán a los más pequeños.

En el ejemplo que os traemos se han hecho germinar granos de trigo para obtener esa bonita brotación verde. Es muy fácil de realizar por eso es tan adecuado para hacerlo en compañía de niños. A ellos les atraerá la experiencia de sembrar y ver crecer aquello que sembraron.

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Tan pequeña como que solo ocupa el espacio de una botella de refresco de dos litros. En un espacio tan reducido podemos cultivar unas zanahorias. Aunque parezca increíble es posible hacerlo.

Sólo necesitamos una botella de refresco de dos litros, le cortamos la parte superior, donde se estrecha el cuello. Le practicamos unos agujeros en la parte inferior para que drene. Rellenamos la botella con sustrato, es mejor colocar en el fondo una capa de drenaje con grava y arena, encima colocamos el sustrato que como en este caso vamos a cultivar zanahorias podemos mezclarlo con un poco de arena. A no ser que ya elijamos un sustrato ligero que lleve esa mezcla.

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Elegir una planta, comprar unas macetas o jardineras, ir al jardín o terraza, llenar los contenedores que hemos comprado con substrato. Plantar y regar. Ese suele ser el proceso habitual cuando decidimos cultivar plantas en nuestro jardín. Pero podemos ser más originales, podemos plantar lo que nos apetezca en los contenedores que queramos. Seguro que en casa o en nuestro jardín tenemos objetos abandonados, sin uso, con los que no sabemos qué hacer. Esos objetos que siempre piensas, ¿lo guardo o directamente lo tiro? suele ser el paso previo a esconderlo en el trastero, aunque sólo sea para no estar haciéndote esa pregunta constantemente. Luego lo metes en el trastero y te olvidas de él. Hasta que vas al trastero, lo ves y piensas que algún día tendrás que vaciar de trastos inútiles aquel lugar. Pero ¿porqué no reconvertir en maceta o jardinera todo objeto capaz de contener un poco de substrato?

Los niños han crecido y el carrito abandonado en un rincón espera ¿la llegada de nuestros nietos? Podemos convertirlo en un jardín rodante que podremos ir aparcando allá donde más falta haga según la estación o el momento. Éste en concreto va cargado de color, violeta cornuda, caléndulas enanas, hiedra variegada, giraso, petunias.

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