El ajo es un actor principal en muchos de nuestros platos, de aroma fuerte y carácter intenso, es muy fácil de cultivar en casa con todos los beneficios que ello supone. Así que si tenéis un hueco en vuestro huerto casero no lo dudéis más, plantad unos cuantos ajos.
Tener una planta de interior en casa aporta alegría a la estancia donde queramos colocarla, pero no debemos lanzarnos a comprar lo primero que veamos y más aún si estamos empezando en el mundo de la jardinería y los cuidados de las plantas. Debemos seguir unas directrices básicas para no llevarnos disgustos posteriormente.
También conocida como fresilla, su nombre científico es Freesia x hybrida y pertenece a la familia de las iridaceae, y es una planta bulbosa que alcanza unos 30 cm de altura, es por tanto, una especie pequeña que podremos cultivar tanto en nuestro jardín como en maceta de interior.
Su nombre científico es Quercus canariensis Willd, perteneciente a la familia de las fagaceae. Debe su origen a la región mediterránea occidental, Sur de Portugal, Suroeste y Noreste de España y Norte de África. Es un endemismo del norte de África y de la Península Ibérica.
Lo primero que necesitamos para comenzar a crear nuestro propio vermicompost es un vermicompostador que podrás encontrar en cualquier almacén de jardinería, con unos de ellos podemos reciclar hasta 300 gramos de materia orgánica al día. Además de un vermicompostador, necesitaremos los actores principales de todo el proceso, las lombrices rojas.
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