La rotación de cultivos Artículo Publicado el 30.05.2013 por Javi
La rotación de cultivos es una técnica fundamental para el cultivo biológico. Resulta imprescindible conocerla si queremos cultivar nuestro huerto de forma ecológica, sin el uso de fertilizantes químicos ni productos fitosanitarios del mismo origen. Esta técnica nos permite frustrar la expansión de las plagas y también nos permite mejorar la calidad del suelo.
Hay dos grandes divisiones en la forma de entender la rotación de cultivos. Cada agricultor tiene su favorita y dentro de cada manera cada uno puede ir perfilando sus preferencias. La primera forma de entender la rotación de cultivos se basa en la división de las plantas en familias. Suele ser la forma más común de aplicar la rotación de cultivos. En ella se planifican los cultivos de forma que se produzca una transición estacional de las distintas familias de plantas en cada cama. Así hasta pasado un ciclo de cuatro años una misma familia de plantas no debe volver a crecer en la misma cama. En primer lugar esta técnica conserva la diversidad biológica que puede prevenir la acumulación de enfermedades en el suelo así como las plagas que atacan los cultivos específicos. En segundo lugar, la rotación de cultivos puede evitar el agotamiento de los nutrientes del suelo y en algunos casos incluso la mejora de la fertilidad del suelo.
La otra forma de aplicar la rotación de cultivos es considerar a los verduras y hortalizas en una división por partes aprovechables en vez de por familias botánicas. Así se dividen en verduras de hoja, de raíz o tubérculo, plantas de flor o leguminosas y las plantas de fruto. Las plantas de raíz o tubérculo serán todas aquellas de las que aprovechamos la parte subterránea de la planta para el consumo. Necesitan una alta tasa de potasio para desarrollarse en plenitud.
Las plantas de hoja son todas aquellas verduras en las que lo que se aprovecha para el consumo son sus hojas, lechugas, acelgas, espinacas y un largo etcétera. Tienen en común una gran necesidad de nitrógeno en el suelo para desarrollarse.
Las leguminosas forman un grupo especial por su capacidad para fijar en el suelo el nitrógeno del aire. Son un verdadero abono verde y así las han considerado los agricultores tradicionalmente. Las plantas de fruto, tomates, pepinos, berenjenas, calabazas, etcétera. Son aquellas plantas de las que aprovechamos los frutos únicamente. Estas plantas tienen una necesidad especial de fósforo y un exceso de nitrógeno será contraproducente pues hace que la planta desarrolle mucho su follaje pero no la floración que es la que dará lugar a los frutos preciados.
Fotos: vegetablegardener.com