Guía de jardinería

Muchas veces cuando sembramos algunas plantas desde semillas es como jugar a la lotería, tienes posibilidades de que te toque el premio, por supuesto, pero muy pocas. Así puede suceder que siembres unos centenares de semillas y obtengas una tasa muy baja de germinación, unas pocas decenas o menos. Con esta sencilla técnica en cambio os aseguraréis el premio gordo, podéis conseguir tasas de germinación de casi el 100%.

Es sencillísimo, no creáis, sólo necesitaréis un recipiente o varios de plástico o cristal con tapa. Colocaremos en el fondo toallas de papel de las que se suelen usar en la cocina y las humedeceremos bien con agua pero sin que sea visible, demasiada agua pudriría las semillas. Pondremos las semillas que queramos en cada zona del papel o en diferentes contenedores, eso ya dependerá de la cantidad de semillas a germinar o de nuestras preferencias.

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Zamia es un género de arbustos nativos de América, en particular de las zonas tropicales del continente. De particular interés para los jardineros es la Zamia fufuracea también conocida, de manera coloquial, como Zamia o Arruruz de Florida. Aunque presentan un cierto parecido con las palmeras y de hecho en algunas zonas se les llama así no tiene nada que ver con éstas. Las zamias pertenecen al subgrupo de las gimnospermas conocido como cicadas y se trata de plantas muy antiguas que se remontan al Carbonífero, bueno que sirvieron de alimento a los dinosaurios herbívoros.

Este fósil viviente debemos cuidarlo como tal y sólo cultivarlo si lo adquirimos en un vivero, nunca a partir de la recolección de plantas silvestres. La zamia es una planta que precisa mucha luz, incluso la exposición directa al sol no le molesta en absoluto. No necesita mucho riego pero sí que el suelo se mantenga ligeramente húmedo. Un riego excesivo puede provocar la pudrición de las raíces.

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A veces, sucede que tenemos un terreno bastante amplio al fondo de la casa, lo vemos vacío, no nos gusta y nos preguntamos… ¿Qué puedo hacer allí? O bien casi no tenemos espacio en el hogar, pero aún así tenemos el deseo de tener nuestras plantas, cultivarlas, verlas crecer y disfrutar de sus frutos, y nos preguntamos… ¿qué puedo hacer? Hoy te damos algunas ideas!

Terreno Grande:

Al disponer de más espacio, podemos darnos el gusto de probar diferentes combinaciones y abastecer la demanda de nuestra familia, ya sea de frutas, verduras y hortalizas, o bien de aromáticas y productos de granja.

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La Calceolaria, comúnmente llamada Zapatito de Venus, aunque también se la conoce como Zapatito de la Virgen o Capachito, por la forma de sus flores es una planta ornamental popular por su facilidad de cultivo en macetas, en macizos de flores y ya sea en el suelo como en rocallas. Es una planta de la familia de las Scrofulariaceae y es originaria de América del Sur y Nueva Zelanda.

La parte aérea de la planta consta de tallos herbáceos flexibles generalmente cubiertos de hojas verdes, ovaladas, peludas y dentadas. La forma sin embargo es diferente dependiendo de la especie. La Calceolaria alcanza los 30-40 cm de altura. Es una planta anual que tras la floración por tanto muere, salvo algunas variedades que son perennes.

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Las hierbas provenzales o hierbas Provenza es una mezcla de plantas aromáticas que se emplea para condimentar los platos propios de la cocina mediterránea. Su empleo se ha generalizado mucho y en la actualidad, estas hierbas se emplean en las cocinas de todo el mundo.

Su nombre deriva de la zona francesa de la Provenza, donde se cultivan todas las plantas que componen este preparado y son muy populares los campos llenos de colores y olores de estas plantas. Aunque presenta variaciones, las hierbas provenzales se componen de romero, ajedrea y mejorana; pudiendo añadirse tomillo, laurel, lavanda, albahaca y orégano, si se quiere conseguir un acabado más aromático.

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El compost es la técnica por la que se controla la descomposición de materia orgánica para obtener materia orgánica con la que poder abonar suelos y macetas. Para ello necesitaremos tres ingrediente: calor, humedad y aire.

Para fabricar nuestro propio compost o abono orgánico lo primero que debemos hacer es decidir su ubicación y diseñar o fabricar un espacio de almacenaje. Habitualmente se suele colocar un cajón de madera en un rincón del jardín, pero podemos optar por otras soluciones como bolsas reciclables, un rincón en el jardín sobre la misma tierra o contenedores fabricados con plástico reutilizado.

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