Tamizar el compost, una buena práctica de jardinería Artículo Publicado el 10.10.2013 por Javi
Hemos hablado en diversas ocasiones de las ventajas de elaborar nuestro propio compost y de todas las virtudes que tiene esta materia orgánica descompuesta para nutrir y mejorar el suelo de nuestro jardín. A la hora de usar el compost existe una práctica muy recomendable que consiste en el cribado o tamizado del compost antes de repartirlo por la superficie del suelo que queramos tratar. Es una práctica sencilla y poco costosa que mejorará en gran manera nuestra experiencia con el compost.
Tan sólo necesitamos una criba, cedazo o tamiz para realizar este trabajo. Podemos comprar este instrumento pero también podemos fabricarlo nosotros mismos, es muy sencillo, sólo necesitamos cuatro tablones de madera y un trozo de malla metálica. Y podemos hacerlo además a la medida de nuestra carretilla o del contenedor que usemos para trabajar con el compost. Hemos de formar un marco con los cuatro listones de madera y fijar debajo la malla metálica.
Con el cribado del compost nos evitaremos arrojar sobre nuestros cultivos diversos elementos que pueden haber contaminado el compost, desde piedras y trozos de ramas hasta plásticos y otros envases que puedan haber caído a la compostadora. Además de esta forma conseguiremos una textura más fina del compost que facilitará la labor de su reparto. El compost tamizado tiene diversos usos muy específicos que no se hacen igual con compost grueso, es el caso del compostaje del césped donde óbviamente cuanto más fino sea el compost mejor llegará al suelo. Para crear una capa de mantillo sobre las camas de siembra, nos ofrece una superficie igualada y un producto nutritivo de liberación lenta. Y para elaborar una estupenda tierra para macetas, mezclaremos una parte de compost tamizado por tres de sustrato comercial.
Foto: organicgardening.com